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Lisandro Alonso

Lisandro Alonso en Experimenta América Latina
Semana de Cine Experimental de Madrid
Sala Iberia – Casa de América
Noviembre 25-28, 2009


Mi forma de trabajar se basa en pequeñas ideas, unas pocas escenas que cuando toman contacto con la realidad se potencian, mejoran y, en el mejor de los casos,producen un enrarecimiento positivo en la manera de observar las cosas. Considero que mi trabajo se basa en la observación y contacto con el lugar y sus habitantes. A partir de ese contacto construyo un guión simple, un ajustado plan de trabajo, y comienzo una interacción con las personas y con el lugar en el momento de rodar.




Un cine en singular
por Quintín

Desde 2001, año en el que se estrenó La libertad, vengo escribiendo sobre Lisandro Alonso. Con el correr del tiempo subí la apuesta y en mis últimas intervenciones lo declaré el mejor entre sus colegas, “el último autor” y hasta llegué a decir que era el único importante entre los cineastas argentinos contemporáneos. Incluso, estoy dispuesto a extender esa hipérbole a toda América Latina. Exagerados o injustos para otros directores, estos calificativos tienen un propósito: llamar la atención sobre dos o tres cuestiones que habitualmente pasan inadvertidas, acaso por ser tan evidentes.
Una de ellas es que hacer cine es muy difícil. Por supuesto, con el auge de las escuelas de cine y los cambios tecnológicos cada año aparecen más realizadores convencidos de que dominan esa entelequia llamada “el lenguaje del cine”, mientras una pléyade de profesores, críticos, académicos y programadores está dispuesta a justificar esas pretensiones.
De hecho, es verdad que cada día hay más gente diestra, incluso virtuosa, en técnicas como mover la cámara, escribir guiones o entrenar actores, pero esas habilidades son ciertamente insuficientes si lo que se discute es una actividad artística que se diferencie de la mera ilustración de un argumento mediante imágenes móviles. En ese enorme universo de cineastas a medias se incluyen no sólo los cultores de los géneros más comerciales, sino también la mayoría de quiénes ejecutan el cine llamado “independiente”. Porque el cine no es tampoco, como suele creerse, la suma de una cosmovisión más un oficio, ya que cuando así se piensa resulta casi invariablemente que esa idea del mundo, tan supuestamente propia del director, precede a su obra fílmica.
El de Alonso es uno de los escasos ejemplos de cine que, en lugar de exponer un programa estético, lo descubre a medida en que se va desarrollando y que utiliza la cámara como un instrumento para descubrir y no para explicar. Frente a un plano de Alonso sabemos siempre muy poco, pero el realizador no sabe más que nosotros. Pero ese estado de incertidumbre, lejos de ser vago o desabrido, es extraordinariamente pleno. A diferencia de la mayoría de sus compatriotas, Alonso nunca se interesó por extender la tradición cinematográfica del omnipresente costumbrismo argentino. En cambio, se dedicó a explorar los márgenes no solamente sociales sino más bien ontológicos de la experiencia humana. Es decir, se orientó hacia lo que no está en el cine y, por lo tanto, requiere que el cine se interese en ello. En esa elección —tan solitaria como sus personajes— reside buena parte de su originalidad. Unas pocas constantes permiten delimitar la obra de Lisandro Alonso: planos largos, ausencia de guiones, actores no profesionales, espacios ralos, protagonismo de la naturaleza, condiciones de rodaje austeras. Es muy difícil hacer cine, pero más difícil es hacer ese cine que se ubica, en principio y a pesar suyo, entre los productos destinados a satisfacer la demanda anual del circuito de los festivales internacionales. En ese contexto, las restricciones creativas y los vericuetos financieros que atraviesa cada película son menos visibles pero tan férreos como los que afectan a sus contrapartidas industriales. Allí también las películas suelen parecerse, pero más se parecen las críticas: tal vez esa homogeneidad de los juicios sea uno de los hechos más descorazonadores para un artista. Alonso ha sobrevivido a esas complicaciones durante una década en la que filmó cuatro largometrajes espléndidos y misteriosos. Destacar su singularidad es una obligación.
Buenos Aires, Octubre 2009.


Las películas de la muestra

LA LIBERTAD
Argentina, 2001


Dirección y guión Lisandro Alonso Productor Hugo Alberto Alonso. Producción 4L SRL Productor ejecutivo Lisandro Alonso Productores asociados Hernán Musaluppi, Martín Rejtman, Pablo Trapero. Fotografía y cámara Cobi Migliora Dirección de arte Lisandro Alonso. Montaje Lisandro Alonso, Martín Mainoli Sonido Catriel Vildosola Música Juan Montecchia Jefe de producción Laureano Alonso Intérpretes Misael Saavedra, Humberto Estrada, Rafael Estrada, Omar Didino, Javier Didino Película realizada con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales Sinopsis Misael vive en la inmensidad del monte pampeano trabajando con su hacha. Sobrevive sólo con lo indispensable y casi sin contacto con otras personas. Vemos su vida minuto a minuto, intentando descubrir a través de pequeños movimientos, o acciones, su manera de estar en el mundo.
35mm – color - 73’

Premios y festivales
• Selección Oficial - Festival Internacional de Cine de Cannes (Un Certain Regard), 2001.
• Premio de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (FIPRESCI). Film FRASOR – (Films from the South), Oslo 2001.
• Premio de la FIPRESCI y Premio KNF. Festival Internacional de Cine de Rotterdam, 2002.
• Nominada al Cóndor de Plata a la Mejor Ópera Prima. Premios de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de Argentina, 2002.

Nota del Director
A Misael lo veía seguido en La Pampa y me parecía que su forma de vida, aislado en el campo, reflejaba cómo puede sentirse una persona en la ciudad. Misael no es un actor profesional, no sabe qué es un actor, nunca fue al cine. Es un hachero que en La libertad decidió trabajar un poco de actor. Para escribir el guión observé la vida de Misael y marqué los distintos momentos de su rutina diaria. La escritura del guión fue estructurar cómo Misael se organizaba el día.
Me gusta la idea de que el espectador pueda salirse de la película sin dejar de verla, que tenga el tiempo para hacer eso, tomarse a sí mismo como referencia y después volver, irse, pensar, volver, y repensar qué hace este hachero mientras a uno le parece que no está pasando nada. Misael está sólo en la inmensidad del campo, pero se lo ve todo el tiempo ocupado. Tiene un tiempo para cortar un árbol, un tiempo para almorzar, un tiempo para ir al pueblo. Dentro de ese tiempo y ese espacio en el que uno se sentiría vacío, Misael arma su rutina de trabajo y la respeta. La tiene que respetar porque sino no sobrevive.
La libertad es una película que tiene que terminar el espectador. Si no se completa con el espectador, si el espectador no logra insertarse, no llega a descifrar cosas, acciones, movimientos, formas de pensar el mundo, no llega a ser una película. En cambio sí lo es cuando el espectador se mete e intenta interrelacionarse.
Elegí no mostrar los hechos extraordinarios o espectaculares que pasan cada dos, tres, o cinco años en la vida de alguien, como tener un hijo, un accidente grave, o algo inesperado. Uno vive la mitad de su vida en una rutina que nadie nota. Quise registrar esos momentos mínimos para que al verlos uno pudiera repensar qué está haciendo con su propia vida. La película no intenta reflejar simplemente las experiencias de Misael, sino relacionar su vida con otras experiencias, la de los espectadores y la mía, que soy alguien que vive una vida completamente diferente, en la ciudad. Sin embargo, si yo hubiera filmado un día en mi vida sería igual a la película. Si hubiera hecho una película sobre mi vida sería igual a La libertad.


LOS MUERTOS
Argentina-Francia-Holanda-Suiza, 2004


Dirección y guión: Lisandro Alonso. Productor: Lisandro Alonso. Producción: 4L (Argentina), en coproducción con Fortuna Films (Holanda), Slot Machine, Arte France Cinéma (Francia), Ventura Film (Suiza), en colaboración con RTSI (TV/Suiza) y VPRO (TV/Holanda). Producción ejecutiva: Lisandro Alonso. Fotografía y cámara: Cobi Migliora. Montaje: Lisandro Alonso. Sonido: Catriel Vildolsola. Música: Flormaleva. Intérpretes: Argentino Vargas, Francisco Dornez, Yolanda Galarza, Víctor Varela, Francisco Salazar, Hilda Chamorro.

Película realizada con el apoyo del Fondo MonteCinemaVerita (Festival de Locarno) y la Fundación Hubert Bals (Festival de Rotterdam).

Sinopsis
Un hombre de cincuenta y seis años sale de una cárcel en la provincia de Corrientes. Ha pasado la mitad de su vida encerrado y obligado a convivir con gente que no ha elegido, lo único que quiere es reencontrarse con su hija. Durante el viaje observará que esa parte del mundo no ha cambiado demasiado durante sus años de encierro.
35mm – color - 78’

Premios y festivales
• Premio de la FIPRESCI. Festival de Cine de Lima, 2004.
• Premio de la FIPRESCI y Premio del Público. Viennale, Viena, 2004.
• Premio Cámara Independiente. Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary, 2005.
• Premio Especial del Jurado. Festival Internacional de Cine de Yerevan, Armenia 2005.


Nota del director
En Los muertos a diferencia de en La Libertad, intenté seguir de un modo menos exhaustivo a los personajes que viven dentro de una cárcel y en los pueblos e islas de la Provincia de Corrientes. Me interesó reflejar a la naturaleza como alguien que la descubre por primera vez. Una naturaleza tan agresiva como el mundo que vivimos, una naturaleza que nos golpea pero también nos alucina y nos encierra dentro de nuestras propias reflexiones a medida que redescubrimos junto con el protagonista toda la miseria que nos rodea. La cámara viaja por los riachos y esteros de la zona, avanzando con movimientos fluidos en medio de camalotes y plantas flotantes, dando giros tan suaves que uno casi pueda adormecerse a pesar de la agresión de las imágenes. Un cielo que amenaza con caerse sobre la cabeza de un personaje con un rostro al que poco parece importarle algo, un rostro muerto hace muchísimo tiempo que viaja en medio de islas que flotan entre un humo denso que se deshace entre las plantas y se eleva hasta ocuparlo todo, hasta mezclarse con los gritos de decenas de monos aulladores que viajan de un árbol a otro. Gritos largos, agudos y opacos, sonidos excitados que resuenan durante toda la noche.
El concepto de la fotografía: oscura, donde además de que el cielo permanece nublado el sesenta por ciento de la película, la poca luz que hace que los personajes se distingan, se filtra entre las ramas de los árboles. Es probable que los personajes queden a oscuras por algunos minutos hasta encontrar nuevamente zonas de luz. Las imágenes se ralentizan hasta detenerse, hasta que nada dentro del cuadro sugiera que algo continúa avanzando. Todo se congela y, por momentos, ni a los personajes, ni a la naturaleza les es permitido continuar, evolucionar. Se estancan como el agua de un pantano hasta que gracias al paso de nutria o un yacaré que se abre camino entre los bañados vuelve a correr una brecha de agua que va empujando pesadamente a la historia y a los personajes hasta lograr una velocidad normal que les permite seguir adelante y continuar con el relato.
La forma de relacionarse con esta gente es observándola día a día sin hacer ruido, en silencio. Acompañarlos durante sus jornadas, ver como se alimentan, se higienizan, como se relacionan entre ellos, qué les parece importante y que no. Enamorarse un poco de cada uno de ellos. Lograr su confianza y tenerles confianza. Pasar semanas a su lado compartiendo su modo de vida, descubriendo el mundo que les ha tocado vivir y finalmente lograr que actúen a mis personajes que están muy cerca de lo que ellos son en sus vidas, como si nadie los estuviera observando. Se trata de mirarlos con respeto. Son personajes que poco importa que estén dentro de una cárcel o fuera de ella. Se criaron, se desarrollaron y vincularon entre ellos desde un lugar instintivo y visceral.
Llegué a Buenos Aires luego de semanas recorriendo lugares que no conocía pero imaginaba, y no paraba de pensar en esas imágenes, esos lugares y esas personas.


FANTASMA
Argentina-Holanda-Francia, 2006


Dirección y guión: Lisandro Alonso. Productores: Ilse Hughan, Marianne Slot. Producción: 4L (Argentina), Slot Machine (Francia), Fortuna Films (Holanda). Producción ejecutiva: Lisandro Alonso. Fotografía y cámara: Lucio Bonelli. Montaje: Lisandro Alonso, Delfina Castagnino. Sonido: Catriel Vildosola Música: Flormaleva. Intérpretes: Argentino Vargas, Misael Saavedra, Carlos Landini, Jorge Franseschelli, Rosa Martínez Rivero.



Película realizada con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.

Sinopsis
Argentino Vargas está parado en el hall del Teatro San Martin en espera que alguien lo lleve hasta donde será proyectada la película que protagoniza; nunca antes ha estado en un cine. Misael Saavedra, el actor de La libertad, quien ha sido invitado, también está perdido buscando la sala. Los diferentes espacios del gran edificio son los verdaderos protagonistas de este misterio a descubrir por dos hombres ajenos al entorno.
35mm – color – 63’

Premios y festivales
Selección Oficial – Festival de Cannes (Quincena de Realizadores),


Nota del Director
Tal vez esto no sea lo que normalmente llaman una película, talvez sea más parecido a una pintura, será que yo ya no sé lo que es una película.


LIVERPOOL
Argentina-Holanda-Francia, 2006


Dirección: Lisandro Alonso. Guión: Lisandro Alonso, Salvador Roselli.  Productores: Lisandro Alonso, Ilse Hughan, Marianne Slot, Luis Miñarro, Christoph Hahnheiser. Producción: 4L (Argentina) Fortuna Films (Holanda), Slot Machine (Francia) y Eddie Saeta Producciones (España). Producción ejecutiva: Lisandro Alonso. Fotografía y cámara: Lucio Bonelli Montaje: Lisandro Alonso, Fernando Epstein, Martin Mainoli, Sergi Dies. Sonido: Catriel Vildosola. Música: Flormaleva. Intérpretes: Juan Fernández, Giselle Irrazabal, Nieves Cabrera

Película realizada con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, del Programa Ibermedia, de Fonds Sud, de la Fundación Hubert Bals-Festival de Rotterdam y del World Cinema Fond-Festival de Berlín.

Sinopsis
En medio del océano atlántico Farrel, quien trabajó en barcos durante los últimos veinte años de su vida, pide permiso al capitán del barco carguero en el que trabaja para, una vez en tierra, viajar al lugar donde nació y averiguar si su madre aún respira. Cuando llega descubre que su madre todavía vive, pero también descubre que alguien más es parte de su familia.
35mm – color - 84’

Premios y festivales
• Selección Oficial – Festival Internacional de Cine de Cannes (Quincena de Realizadores), Francia 2008.
• Premio Principiado de Asturias al Mejor Largometraje. Festival de Cine de Gijón. España, 2008.

Nota del director
Ahora, cada vez, siento menos ganas de escribir una historia. Tal vez porque ya no se me ocurren, tal vez porque prefiero pasar el tiempo haciendo otra cosa, tal vez porque un guión convencional ya no me interesa. Lo único que quiero hacer es filmar a medida que pasan los días, establecer una relación con el protagonista de la película y el equipo técnico y dedicarse a pasar el tiempo, dejando que las cosas aparezcan a medida que pasan los días. A diferencia de las dos películas que hicimos, La libertad que se filmó en diez días, o como Los muertos que duró unas cuatro semanas, ahora intentaríamos estar más tiempo, un par de meses en el medio del invierno, cerca de la ciudad más austral del mundo, en medio del frío, en medio de la nieve, el bosque y el mar, en medio de un alcohólico que vuelve después de veinte años a ver si su madre todavía está viva. En medio de un borracho que trabaja entre los barcos cargueros viajando de un lado al otro, de norte a sur o de este a oeste, donde en lo único que se piensa es en el barco, los que lo habitan y en todo el mar alrededor. Donde todo lo demás, lo que nosotros vivimos como cotidiano, lo que nosotros conocemos como rutina necesaria no existe.
Lo que me interesa de Farell, es lo que recibe del mundo en el que vive, su resignación, su soledad, la falta de motivación y la falta de esperanza en que algo pueda cambiar, que su vida pueda cambiar. Que pueda tener la posibilidad de relacionarse con alguien sin tener desconfianza, sin pensar que va a ser maltratado. Intentar adivinar que pasa por su cabeza llena de recuerdos confusos, oscuros, de resacas, de despertarse en pisos manchados de vino con cicatrices que no recuerda cómo se hizo.
Me gustaría seguir los pasos en medio del bosque de alguien que apenas puede mantenerse en pie, que va dejando las huellas marcadas en la nieve, huellas confusas, que cuando ve que alguien anda cerca huye a esconderse, alguien que no quiere comunicarse demasiado, que quiere estar solo, que la única deuda pendiente la tiene con su madre que apenas respira pero no puede comunicarse. Me gustaría filmar la reacción de su cara cuando se entere que tiene un nuevo pariente, muy cercano, menor que él, que vive en el mismo pueblo y se acuesta con cualquiera para sobrevivir y mantener a su madre. Y al final ver si ese encuentro puede cambiar su manera de vivir, si pueden atreverse a sentir algo que no sentían por ninguna otra persona, si descubrir un pariente que no sabían que existía puede cambiar la imagen que ellos tienen del mundo o si ya no quieren o no pueden cambiar lo que recibieron del exterior, lo que aprendieron durante sus años de vida. Me gustaría saber si Farell podría mirarla a los ojos, me gustaría saber que fue lo que Farrell le hizo a su madre.


Lisandro Alonso (Buenos Aires, Argentina 1975)
Director, guionista y productor. Cursó estudios de dirección en la Fundación Universidad del Cine (FUC). En 1995 escribe y codirige, junto a Catriel Vildosola, el cortometraje Dos en la vereda. Se ha desempeñado como asistente de dirección de Nicolás Sarquís en Sobre la tierra (1998) y como asistente de sonido en los films Mundo grúa (1999) y El bonaerense (2002), ambas dirigidas por Pablo Trapero. En 2001 escribe, produce y dirige La libertad, su primer largometraje, selección oficial del Festival de Cannes (Un Certain Regard). En 2004 escribe, coproduce y dirige Los muertos y en 2006 escribe y dirige Fantasma, su tercer largometraje, ambas participan nuevamente en el Festival de Cannes (Quincena de Realizadores). Liverpool (2008), su último largometraje hasta la fecha también se estrena mundialmente en el Festival de Cannes. Actualmente se encuentra trabajando fuera del circuito cinematográfico.